Viviendo la sabiduría de Karma Yoga
“Entre lo que ha pasado y lo que ha de pasar, te encuentras atrapado. Llámalo destino o karma, pero nunca libertad. Primero, regresa a tu ser verdadero y después toma acción desde el corazón del amor.” –Nisargadatta Maharaj
Ha pasado otro año. Si fuéramos árboles, habríamos añadido un anillo más bajo nuestra corteza silenciosa. Sólo que el árbol de nuestro ser hunde sus raíces en el Corazón Eterno.
Solemos ver cada año nuevo como una invitación a llenar nuestras vidas de propósitos o deseos. Esta vez, intentemos algo diferente. Aceptemos una invitación a vaciarnos de todo lo que nos limita. Que nuestro deseo más profundo no sea por un cambio mundano, si no por el recuerdo de Uno Mismo.
Podemos ver la transición de un año a otro como un umbral de la ilusión a la Realidad. De la mente-cuerpo-ego al Corazón, de las promesas que hacemos a nuestra personalidad, al compromiso que establecemos con la Verdad.
Una receta para actuar en el Año Nuevo—del tiempo a la atemporalidad
Manteniendo los buenos hábitos de los viejos tiempos, como cuando las revistas ofrecían recetas de pasteles para las celebraciones de Año Nuevo, nosotros también ofreceremos una receta. Por supuesto, no será para un pastel sino para un festín más significativo: una vida impregnada de la Conciencia de Uno Mismo. Esta es una receta de Karma Yoga para abrazar la Libertad y el Amor. No lleva aderezos ni velas, pero alimentará nuestras almas.
Ingredientes para la Receta de Karma Yoga
Añade estas cualidades en función de la generosidad del Corazón. Preparada adecuadamente, esta receta está destinada a nutrir tu alma y satisfacer a todo el Cosmos.
- Conciencia de Uno Mismo: una abundante dosis de atención inquebrantable enraizada en el Centro del Corazón.
- Intención pura: mezclarla con Amor puro y sinceridad hasta que se convierta en una base radiante.
- Entusiasmo: añade toques de libertad, alegría, y Spanda, el temblor del Corazón; deja que la Vida sagrada palpite a través de ti.
- Humildad: mezcla una gran dosis de humildad para disolver cualquier rastro de egoísmo.
- Desapego: espolvoréale la ligereza de saberte libre de resultados y expectativas.
- Paciencia: enfatiza la confianza en el ritmo divino con una actitud firme.
- Entrega: deja que la fe de la lluvia ligera de la Gracia empape cada ingrediente.
- Compasión: añade esta cualidad en cantidades ilimitadas para ti y para todos los seres.
- Quietud: infusiónalo todo con la serena presencia del Corazón.
- Agrega todas las cualidades nobles de un “Coeur de Lion”—coraje, generosidad, dignidad y fuerza interior, para degustarlo.
Preparación
- Hierve todos los ingredientes en la olla interior de la Conciencia de Uno Mismo.
- Mezcla suavemente tus acciones con la intención de servir, combinando amor y gratitud en cada movimiento.
- Al verter esta mezcla en el mundo, asegúrate de que la Quietud acompañe tus acciones para que su rasa, su sabor sutil, esté infusionado de paz y gracia.
- Ponlo todo en el fuego del entusiasmo ilimitado, Spanda, que prende la alegría y la vivacidad.
- Mantén este fuego constante para que la pureza de intención permanezca intacta.
- Sé paciente y deja que el tiempo divino trabaje su alquimia secreta.
- Deja que la olla hierva a fuego lento con confianza en el despliegue de la gracia.
- Sazónalo con las virtudes nobles del Corazón, añadiendo valentía, dignidad, resiliencia y la disposición para servir a todos los seres desinteresadamente de manera que lo puedan saborear. Esto elevará el “platillo” a convertirse en ofrenda sagrada.
Más allá de esta receta divertida, ahora compartiremos una concisa pero abarcadora guía para vivir en el espíritu de Karma Yoga. Considera este resumen práctico como un regalo para la reflexión, que contiene el potencial de transformar el propio tejido de tu vida. Si te resulta demasiado de una sola vez, simplemente tómalo en pequeñas dosis conscientes.
- Comienza con el Corazón—la Fuente de todas las acciones
El Corazón es la fuente del río de la vida. Deja que todas tus acciones fluyan de sus aguas puras.
- Antes de cualquier acción, lleva tu conciencia al Centro del Corazón y descansa en el sentimiento puro del “Yo”. En la intimidad del Corazón, reconecta con la vasta quietud del Ser. Cuando la acción brota del Corazón, naturalmente lleva consigo pureza, valentía, entusiasmo y claridad.
Una práctica sencilla: Dite a ti mismo: “Soy consciente de Mí Mismo. Dejo que las acciones surjan desde un espacio puro de libertad y amor”.
- Consagra—La Vida es una ofrenda sagrada
Consagrar nuestras acciones es alinear nuestra alma con su fuente, la Conciencia Suprema. Es sintonizar nuestros corazones al ritmo del Cosmos. Es entregarse a los poderosos brazos del amor.
- Antes de actuar, ofrece los frutos de tus acciones al Corazón Espiritual, a Dios, al Amado, a la Quietud interior. Tal ofrenda consciente, es un acto de jnana, de Conciencia de Uno Mismo, que armoniza el flujo de las energías involucradas y brinda gracia a la actividad.
- Infunde tu vida diaria con sacralidad, dándote cuenta que no está dividida en momentos “espirituales” y “mundanos”. Considera cada acción, simple o compleja, como una ceremonia sagrada. Esto sienta las bases adecuadas para una nueva vida.
- Purifica tus intenciones
La vida se convierte en sagrada no por la grandeza de nuestros objetivos sino a través de la pureza de nuestras intenciones. Cuando la Verdad y el Amor guían nuestras acciones, los frutos tienen el dulce sabor de la Libertad.
- Cada acción carga la fragancia de su intención. La pureza de nuestra intención es como una luz que brilla desde dentro e irradia a través de nuestras acciones.
- Las acciones nacidas de la intención pura trascienden el ego y se alinean con el flujo de lo Divino.
Una práctica sencilla: Sumérgete en el espacio más íntimo y puro del Corazón. Allí, como frente a Dios, entrega tu voluntad personal y todos tus miedos, egoísmos o apegos, permaneciendo en la transparencia de una autenticidad perfecta. Déjate guiar hacia la acción desde ese lugar.
- Mantente consciente de Ti Mismo—de este modo, la acción se convierte en meditación
La Conciencia de Uno Mismo constituye la luz del momento presente. Tal vez parece una pequeña chispa, pero puede traer la conflagración del ego—el alzamiento de la eternidad.
- Karma yoga es meditación dinámica. Incluso si nuestro trabajo requiere planeación, estrategia, o anticipación, debemos actuar enteramente en el Ahora. La Conciencia de Uno Mismo significa estar anclado en el Presente silente.
- Al mantener una presencia que no se pierde en el apego a los resultados, hacemos lo que es necesario enfatizando el Corazón, el Testigo amoroso de la acción.
Una práctica sencilla: Durante las actividades diarias, repítete a ti mismo, “Estoy totalmente presente en esta acción. Por lo tanto, Yo soy.”
- Integra el apego con la responsabilidad
El desapego sella una acción con libertad. Esto no significa indiferencia o negligencia. La responsabilidad sin apego es dedicación consciente y amor.
- Debemos asumir la responsabilidad de nuestras acciones liberándonos del sentido de posesión de sus frutos, lo que significa abandonar el apego y la reactividad.
- Desapego significa actuar con pasión, entusiasmo, claridad y compromiso mientras entregamos los resultados a la Divinidad.
- Sirve con humildad
La humildad en el servicio significa arrodillarse ante el altar de la Vida. Tal reverencia no es sumisión, sino un estado exaltado en el que el Amor se convierte en nuestra razón principal y la Libertad en nuestra recompensa.
- La humildad en el servicio no es una pérdida de poder o dignidad; es una fuerza silenciosa nacida de estar enraizado en el Corazón, no en el ego. Cuando servimos con humildad, el ego se ablanda y el acto en sí mismo se convierte en un espejo sagrado de lo Divino. Honramos la unidad al darnos cuenta de que a quien servimos no está separado de nosotros mismos.
- Cuando dejamos a un lado las motivaciones egoístas y cualquier deseo de reconocimiento o recompensa, nuestras almas sienten una tranquila plenitud, la alegría de simplemente dar, el deleite de servir a los demás—como un acto gratificante de devoción a la Esencia de la Vida. Servir a los demás es una forma tácita de expresar amor. Significa honrar la divinidad en ellos—y en nosotros.
- Actúa con entusiasmo, Spanda, el Sagrado Temblor del Corazón.
El entusiasmo es la libertad del alma que salta como un niño en el asombro del momento presente, sin el peso del pasado o futuro. Significa sentir Spanda, el eco de Infinito, palpitando en nuestros corazones y brillando aún más a través de nuestras acciones.
- Entusiasmo (de enthousiasmos, “estar lleno de la Divnidad”) significa entregarse a la energía radiante de la Vida que se mueve a través de nosotros. Al mismo tiempo, es la alegría, la libertad, el amor y la gratitud de estar plenamente vivos, completamente presentes.
Significa actuar desde el pozo inagotable de Spanda, el SagradoTemblor del Corazón que anima toda la creación.
- El entusiasmo difiere de la excitación del ansia egoica y nos libera de la insipidez de la obligación y la rutina.
- Actuar con entusiasmo es actuar con amor, creatividad y de todo corazón, permaneciendo internamente libres. Es la unión sagrada de la dicha y el desapego.
Una práctica sencilla: Conecta con el Corazón, ábrete a Spanda, y deja que tus acciones irradien desde ahí. Comprométete: “Me ofrezco de todo corazón a este momento”. Deja que la pureza de intención guíe tus movimientos y haga eco en tu corazón.
- Abraza los desafíos como catalizadores de crecimiento—entrégate al Corazón
El río fluye hacía el océano. No conoce el camino; simplemente confía en su propia naturaleza y se entrega a ella.
- Las circunstancias difíciles, las pruebas de la vida y las personas desafiantes son nuestros maestros kármicos, las herramientas a través de las cuales el karma moldea nuestra liberación. Pueden refinar nuestra alma si aceptamos e integramos su mensaje en la inmensidad de nuestro ser con sabiduría y gracia. Hemos de permanecer abiertos a lo que el Corazón nos dice a través de ellos.
- Seguiremos tropezando y cometiendo errores, nuestras acciones no serán perfectas. Esta toma de conciencia y su aceptación también deben formar parte de nuestro aprendizaje y transformación. Especialmente en momentos de duda o dificultad, seamos conscientes de cómo la gracia se mueve a través de nosotros, si estamos abiertos a ella.
Una práctica simple: cuando te encuentres con desafíos, lleva tu mano derecha al pecho, reconecta con el Corazón y di: “¿Qué me está enseñando este momento sobre la paciencia, la compasión o la entrega? En la Conciencia de Uno Mismo, a través de todos estos desafíos, siento la libertad del Ser.”
- Actúa con perseverancia y paciencia—los valores atemporales del tiempo
Persevera y ten fe en los ritmos de la existencia. La mariposa no surge por la fuerza, sino a través de la entrega a la alquimia de la Vida.
- La transformación toma tiempo y requiere paciencia. Es mejor perseverar con suavidad pero de manera persistente. Esto es válido tanto para nuestra práctica espiritual como para nuestros deberes cotidianos.
- Paciencia no significa esperar de un modo pasivo; supone esencialmente una confianza serena en que la semilla de la Verdad, una vez sembrada, florecerá en el momento oportuno, es una fe en el ritmo divino de la Gracia.
- Honrar la imagen más amplia—el anhelo de servir a todos los seres
Las ondas de nuestras acciones tocan cada orilla del océano de la existencia. Dejemos que lleven Amor y Libertad a la inmensidad.
- Nuestro trabajo y nuestras elecciones deberían alinearse con la belleza de la armonía universal, con el milagro de la unidad y la interconexión de toda la Vida.
- Adquirir distancia de una circunstancia concreta nos permite verla desde la perspectiva más significativa posible. Por ejemplo, trabajar en un colectivo tranquilo y agradable en una compañía que crea armas o perpetúa el sufrimiento no está bien.
Una práctica sencilla: en la intimidad del alma, pregúntate: “¿esta acción apoya plenamente la Vida, la Paz y el Amor? ¿Existe el riesgo de que, en última instancia, contribuya al daño, la división o la destrucción?”.
- Actúa sin ego—no eres el hacedor
Al igual que la profundidad del océano permanece inalterable incluso cuando las olas salvajes suben y bajan, deja que tus acciones se desarrollen mientras descansas en la Quietud del Ser.
- Lo mejor es dejar ir el apego a los resultados, el éxito o el fracaso. Lo que importa es la conciencia y la pureza de la intención con la que actuamos. Así, podemos participar en el mundo permaneciendo interiormente libres.
- Sin embargo, no debemos limitarnos a decir “no soy el hacedor” de forma estereotípica, sino contemplar su verdadero significado. Si no soy el hacedor, entonces: ¿quién es el hacedor? “El Ser es el hacedor” también podría ser una respuesta superficial que corre el riesgo de ser malinterpretada. De hecho, el Ser, el Testigo inmutable, está más allá de la acción o la no acción. Al igual que la luz del sol permite toda la vida y el movimiento en la Tierra, el Ser ilumina la mente y el cuerpo sin estar involucrado.
¿Cómo se siente el “no hacedor”?
- El “no hacer” no es una etiqueta que haya que llevar, sino una realización directa en la que se disuelve la sensación de “yo estoy actuando”. Recordamos constantemente que “Yo” no soy la mente ni el cuerpo. Entonces vemos que las acciones surgen naturalmente, conducidas por el impulso del karma, las necesidades del momento o la voluntad divina (iccha, el resplandor del Corazón). Sin embargo, no hay ninguna pretensión egoica sobre ellas; por lo tanto, las acciones no crean reacciones psicológicas. La ilusión de “mi” acción desaparece, pero la capacidad de acción compasiva y hábil es aún más vívida. El cuerpo actúa, la mente piensa, pero el Testigo permanece intacto.
En “el que no hace”:
- Hay espontaneidad y ausencia de esfuerzo, y las acciones surgen naturalmente, sin la pesadez de la implicación personal y la propiedad. La vida se mueve a través de nosotros, no debido a nosotros.
- Hay ligereza y libertad con respecto a las tensiones psicológicas relativas a los resultados. El éxito y el fracaso pierden su poder acosador, pues ya no nos definen. La mente se aquieta y la intención pura del Corazón comienza a irradiar.
- Expresamos compasión y claridad, y nuestras acciones se vuelven más precisas, eficaces y amorosas porque ya no están empañadas por miedo, deseo o apego.
Una práctica sencilla: cuando realices cualquier actividad, afirma en silencio: “Yo no soy el hacedor. La Divinidad fluye a través de mí. Este acto es una ofrenda de Amor.”
- Trascender el karma a través de la Conciencia del Ser
“El karma es sólo un almacén de energías no gastadas, de deseos insatisfechos y temores no comprendidos. El almacén se llena constantemente con nuevos deseos y miedos. No necesita ser así para siempre. Comprende la raíz de tus miedos —el alejamiento de ti mismo; y de tus deseos —el anhelo del Ser,— y tu karma se disolverá como un sueño.” –Nisargadatta Maharaj
- Cuando descansamos como el Testigo-Amor de la acción, nos desidentificamos del sentido egótico de ser el hacedor y de este modo el karma comienza a disolverse.
- Debemos practicar constantemente la Indagación de Uno Mismo, permaneciendo en la pregunta-asombro “¿Quién Soy yo?”. Esto nos ayuda a trascender las ilusiones de separación, incluido el karma.
- Deja que tus acciones fluyan del Dharma—la Sabiduría Universal
- Vivir en el dharma es entregarse al orden sagrado de la existencia, donde las acciones ya no son nuestras, son la Vida misma cantando a través de nosotros. Honramos nuestro papel en su gran orquesta, y cada acción se convierte en una ofrenda a la armonía del todo.
- La acción ya no está motivada por gustos o disgustos personales, sino por el anhelo de una armonía cósmica más profunda. En este sentido, el dharma no debe entenderse como un conjunto fijo de reglas; es una alineación intuitiva con la Verdad, la compasión y el equilibrio, una sintonía viva desde el Corazón.
- Eres más allá del tiempo—recuerda lo eterno en cada acción
El tiempo es como una sombra de lo Eterno. Nos movemos a través del tiempo, pero en ese Eterno, permanecemos. El Ahora no forma parte del tiempo, sino de la Conciencia de Uno Mismo.
- Aunque, por supuesto, las acciones se desarrollan en el tiempo, pueden revelar la atemporalidad cuando se realizan con Consciencia de Uno Mismo. Nuestra Verdadera Naturaleza es atemporal. Cuando actuamos, no sólo como un cuerpo-mente, sino como la Quietud, nuestras acciones surgen de la Quietud, del Corazón.
- Dejar ir las historias dualistas de la mente alimentadas por etiquetas como “éxito” y “fracaso” nos permite ver que todas las acciones surgen y se disuelven dentro del juego infinito del Ser.
Se necesita coraje para vivir de manera alineada con estas verdades, especialmente en un mundo a menudo manejado por intereses egoístas. Pero la valentía surge de forma natural cuando descansamos en el Corazón, en la pureza de la intención y la claridad del discernimiento.
¡Que este año nos traiga el valor para actuar y la sabiduría para descansar en la Quietud de donde surgen todas las acciones!.
Con Amor, Quietud y Luz,
Sahajananda
