EL SIGNIFICADO DE LA ATENCIÓN ABIERTA
La Atención abierta es una expresión natural de una conciencia que no está preocupada por lograr una cosa u otra. Se trata de una atención impersonal, libre de apegos, juicios o etiquetas: una atención que descansa en la Conciencia Testigo. Por lo tanto, no se pierde en el conocimiento de un objeto, sino que de manera simultánea mantiene la conciencia del Corazón Espiritual, de la fuente de atención misma. La Atención abierta supone un tipo de percepción unificada en la que todo lo que se ve, se escucha, se toca, etc., se realiza desde la Unidad, ni separado de ella ni desde la individualidad.
CÓMO CULTIVAR LA ATENCIÓN ABIERTA
Se descansa en el Momento Presente (es decir, en la Conciencia Testigo) y, al mismo tiempo, uno se abre a la percepción de cualquier sensación o impresión que aparezca en el cuerpo o el medio ambiente. En otras palabras, uno permanece en un estado de observación, lleno de amor, libre de la necesidad de analizar, etiquetar o conceptualizar.
LA ATENCIÓN ABIERTA INCREMENTA LA AGUDEZA DE LA PERCEPCIÓN
La Atención abierta, libre de tensiones basadas en el ego causadas por la búsqueda de diversos objetivos, calma de manera espontánea los pensamientos acelerados. La precisión y la calidad de las percepciones cambian en virtud del simple hecho de que la atención se dirige sin esfuerzo hacia ellas (sin tensión ni expectativas).
En este estado, no existen ideas preconcebidas ni el deseo de forzar la energía o de dirigirla a ningún lado. Se deja que siga su propio camino en libertad. La percepción se vuelve en extremo clara porque no existen pensamientos que la etiqueten. Uno se relaciona con cualquier experiencia de manera íntima, sin prejuicios ni expectativas.
Debido a la intimidad de la experiencia misma, uno transita de manera espontánea del nivel del análisis mental al nivel de la existencia pura y libre. Y en ese punto, las sensaciones se disuelven en el manantial de vida que somos en realidad, la propia Vida que nos anima.
LAS SENSACIONES REGRESAN A SU FUENTE
Cuando se deja de etiquetar y de buscar significado en las sensaciones, se deja de limitar. Éstas tienden entonces a volver a la vibración original, Spanda (el Sagrado Estremecimiento del Corazón), que constituye el origen y el final de cualquier sensación.
La aspiración espiritual, es decir, abrirse al Sagrado Estremecimiento del Corazón, puede ocurrir de manera espontánea en cualquier momento de conciencia a lo largo de la vida. Sin embargo, esta actitud se puede aprender con mayor facilidad a través de la Meditación Hridaya. El cuerpo se convierte en un portal a una realidad más profunda, más allá de los cambios y las apariencias de diversas sensaciones y conceptos.
LAS LIMITACIONES DEL “TRABAJO CON ENERGÍAS”
La experiencia de abrirse con libertad trae una nueva actitud: se perciben o se tiene acceso a energías, a sensaciones y a estados que ya no necesitan cambio, transformación, energización, etc. No importa cuán beneficiosos puedan ser los cambios que se puedan llegar a imaginar, éstos se encontrarían basados todavía en el ego porque tendrían lugar solo al nivel de las energías personales y de la conciencia individual.
INTIMIDAD CON “LO QUE ES”
La esfera de la Atención abierta no sólo incluye la percepción de energías y sensaciones, sino también la forma en la que se reacciona a ellas: “¿qué piensas de esa experiencia o energía?” Ya sea que a uno le guste o no, ya sea que se crea que se debe amplificar o no, que se debe transmutar, etc., en realidad estas preguntas son sólo proyecciones y etiquetas falsas de la conciencia individual. Sólo conducen a un estado que carece de intimidad con esa energía o sensación en particular.
El deseo de controlar esa energía o sensación implica separarse de ella y, de manera implícita, separarse de la energía misma de la Vida, de la fuente de fuerza vital que anima al ser.
La práctica espiritual, ya sea la práctica de asanas o de meditación, siempre expresa intimidad con “lo que es”, con el momento presente, con la Quietud del Corazón Espiritual.
En este estado, se deja de comparar “lo que es” con “lo que debería ser” y se deja de intentar mejorarlo o corregirlo. Ésta es la Atención abierta, en la cual las transformaciones ocurren de manera natural.
LA ATENCIÓN ABIERTA REFINA LA PRÁCTICA DE HATHA YOGA
Al cultivar la Atención abierta hacia el cuerpo y sus energías durante la práctica de las asanas, se puede ajustar la práctica y la actitud en función de las necesidades naturales del cuerpo: relajación o actividad, ciertos tipos de estiramiento o ciertas energías, el despertar de un chakra u otro.
Al hacerlo, se permite que la sabiduría interna del cuerpo sea la que guíe. De esta forma, a través de la conciencia, se desarrolla el conocimiento directo, el jñana o la gnosis.
LA “SENSIBILIDAD” QUE LLEVA AL CORAZÓN ESPIRITUAL
En el Hatha Yoga, este tipo de sensibilidad o, en otras palabras, la forma en que uno se abre de manera consciente a las energías y los fenómenos internos, lleva al Corazón Espiritual. Resulta evidente que esto no se refiere a la “sensibilidad” en el sentido típico de la palabra. La sensibilidad ordinaria se refiere sólo a un objeto o rango de percepciones en particular, como la sensibilidad a los sonidos, colores, etc. Aunque puede incluir otros objetos y sensaciones en la conciencia, la Atención abierta induce una sensibilidad que siempre se dirige de manera primordial al Corazón Espiritual. Existe una actitud de vivir con el corazón abierto, una apertura al amor, a los ritmos fundamentales del cosmos, a la vibración de la Gracia Divina.
Al cultivar la Atención abierta, uno aprende a abrirse, a honrar y a amar la totalidad de la diversidad de la Creación al tiempo que se descansa en la Conciencia del Corazón.
