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Un tributo a Ramana Maharshi

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14 abril 2024 •

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Un tributo a Ramana Maharshi

En Hridaya Yoga, Ramana Maharshi es nuestro venerado maestro espiritual. Él representa una encarnación del propio Corazón Espiritual, una manifestación de la Realidad Suprema que es nuestra Verdadera Naturaleza.

Su vida es la propia prueba de la verdad de la no dualidad, el advaita, la unidad del Ser, el trasfondo en el que la ilusión de la separación se disuelve como nubes en el cielo azul.

Sus sencillas y profundas enseñanzas fecundan los principios de Hridaya Yoga. Despiertan tiernamente una corriente de amor incondicional y silencio interior que fluye de manera directa desde el núcleo de la existencia.

Su mensaje gentil y eterno resonará aún más amplia y profundamente dentro del alma de la humanidad en el futuro.

Sus ojos sonrientes, como un espejo sin bordes

En la iconografía existen reglas canónicas que explican cómo representar a los grandes santos y avatares del pasado. Con Ramana Maharshi, una manifestación divina única y moderna, tenemos una oportunidad que no habíamos tenido en siglos anteriores de conectarnos de manera más directa a través de fotografías de Él. Éstas sirven como encuentros visuales con el radiante amor y la serenidad de nuestro amado maestro espiritual; más que esto, son reflejos de nuestro verdadero Ser.

Sus ojos son como espejos claros y sin bordes a través de los cuales irradia el Ser, sin oscurecerse por ninguna confusión mental. Ramana Maharshi ofreció la iniciación más profunda a través de su elocuente silencio, una iniciación que está disponible incluso ahora, evidencia de nuestra naturaleza eterna. Cuando sentimos el océano de compasión en Su mirada, percibimos una confianza natural en la profundidad y la belleza del Corazón.

Sus ojos luminosos y sonrientes nos enseñan los exquisitos secretos de la Indagación de Uno Mismo. Aprendemos a atestiguar nuestros pensamientos y emociones con serenidad y a abrazar nuestras sombras.

Al recordarlo, la devoción surge de manera natural, ya que el misterio de Su presencia insufla nuestra alma con vida, vibrando como Percatación de Uno Mismo, el spanda.

Donde la conciencia manifiesta su silencio

Las enseñanzas de Ramana Maharshi nos invitan a sumergirnos en la esencia del sentido del “yo”, donde encontramos sabiduría, paz, presencia consciente y un amor desbordante. Nos instan a mirar más allá de las ilusiones del ego, deshacernos de sus capas de separación y descansar en el estado natural, el sahaja. En una presencia tan nueva y liberadora, descubrimos una conciencia tan pura y abarcadora que nuestra existencia se convierte en un himno de gratitud, amor y alegría.

El resplandor de Su silencio es, en sí mismo, un lenguaje más profundo que las palabras. La Conciencia Suprema “manifiesta” su quietud a través de Él, y nuestra alma escucha con embeleso. Ramana Maharshi nos mostró que el viaje espiritual no consiste en adquirir nuevos conocimientos destinados a sanar luchas psicológicas y calmar preocupaciones personales, sino en descubrir la Verdad y el Amor que siempre han estado presentes en lo más profundo de nuestro ser.

Sus enseñanzas son como suaves olas que bañan las costas del dominio personal, erosionando las ilusiones que velan nuestra Naturaleza Suprema. De este modo, el parloteo de la mente se desvanece en la vasta quietud del Corazón.

Sus sugerencias son tan atractivas porque en ellas brilla el reflejo de la Belleza Suprema interior, que, incluso cuando se ignora durante mucho tiempo, nunca se olvida realmente: una resonancia que nos lleva a Hridaya.

Aparte de la claridad de Sus percepciones, lo que nos inspira es Su perfecta encarnación de la realización. En Él y a través de Él, lo abstracto se vuelve tangible; el camino espiritual encuentra su fundamento en el amor y la claridad. Él es la demostración viva de la posibilidad del moksha, la liberación espiritual, no como un sueño lejano sino como una realidad presente.

Por esta razón, la presencia de Ramana Maharshi en Hridaya es como un discreto susurro en lo más profundo de nuestro ser, un recordatorio sutil e inquebrantable de que no somos meros robots funcionando mecánicamente en este mundo; somos la propia esencia del viaje, el Corazón mismo.

¿Quién Soy yo?

Ramana Maharshi nos invita a recordar nuestras profundidades preguntándonos constantemente: “¿quién Soy yo?” La Indagación de Uno Mismo es la piedra angular de nuestra práctica. Es como una llave que abre la puerta al Sagrado Corazón; es un recordatorio perpetuo de quiénes somos realmente, la presencia eterna en la que todas las distinciones se disuelven, revelando la infinita extensión de la Conciencia tanto dentro como a lo largo de todo el Cosmos.

El susurro del Amor-Ser

En cada murmullo de viento que acaricia la colina Arunachala o cualquier lugar de la Tierra, hay rasa, el dichoso sabor del Ser, una melodía de Amor Divino que el Maharshi nos ayudó a escuchar: el Amor-Ser intrínseco de todo. Su vida ofrece evidencia de tal amor, infundiéndonos la fe de que también podemos convertirnos en instrumentos de amor y compasión universales. Él continúa invitándonos sinceramente a sumergirnos en la sabiduría silenciosa del Corazón, vivir en perpetua devoción y libertad, y encarnar la bondad en cada gesto, palabra y momento.

El paisaje de la paz interior y la belleza trascendental

Las pautas de Sri Ramana revelan lo sagrado de nuestra alma, un ámbito de paz interior y belleza trascendental. Son como poesía que nos despierta al amor, a la verdad y a todas las nobles cualidades internas, al spanda, la presencia vibrante y divina que anima cada respiración, cada latido del corazón.

El verdadero milagro: la evidencia de la belleza en la existencia sin adornos

Su camino no estuvo marcado por milagros grandiosos o demostraciones de poderes paranormales sino por la tranquila belleza de la simplicidad. En Su modesta presencia, podemos sentir que los caminos auténticos no consisten en buscar validación externa o señales milagrosas, sino en mirar hacia adentro con un amor tan profundo, tan incondicional que trasciende todos los límites del entendimiento común.

Como el silencioso resplandor de la luna que no pide aclamación, Su vida, libre de perseguir manifestaciones milagrosas, enuncia una verdad que no busca pruebas a través del espectáculo, pero que se mantiene inquebrantable en su simplicidad: el radiante poder del amor y la bondad. Lo Divino no necesita palabras brillantes ni milagros; simplemente confía y entrégate a la majestad del Corazón. Es la evidencia de la belleza en la existencia sin adornos.

El mundo clama por sentido

En el mundo actual, mientras el dolor, los conflictos y la división se vuelven tan obvios, un sutil anhelo de sentido y unidad crece discretamente en lo profundo de la humanidad. Las enseñanzas de Ramana Maharshi son hoy tan palpables porque son el eterno llamado a volver a la propia esencia de nuestro ser. Esta sabiduría directa del Corazón ayudará a la humanidad a visualizar y confiar en un mundo sin separación, duda, miedo o desprecio, sólo un abrazo eterno de la Conciencia Pura, cobijando toda Vida en su amor infinito.

La llama de la esperanza y el consuelo 

En nuestros tiempos, la intolerancia y la separación profundamente arraigadas parecen acechar a las religiones del mundo que, habiendo olvidado sus orígenes, muestran aún mayor alienación. Por otro lado, el ateísmo proclama audazmente una vida desprovista de sacralidad y significado más profundo. Al ignorar el lenguaje simbólico, el escepticismo desafía las antiguas descripciones antropomórficas de la divinidad y los rituales. Debido a todo esto, en especial hoy en día, las sencillas y directas enseñanzas del Maharshi han brotado como una llama de esperanza y apoyo espiritual para el mundo. La Verdad Universal y Eterna del Ser es propiamente paz, amor y belleza. Esto es lo que somos, más allá de los muros de nuestros miedos y odios, más allá del ateísmo dogmático o de las religiones sectarias. El Corazón es la realidad unificadora que nos evidencia como este misterio fascinante que es la propia vida.

Las enseñanzas de Ramana Maharshi están destinadas a sanar el mundo fragmentado de hoy, donde las almas a menudo se sienten confundidas, aisladas, perdidas, traumatizadas e incomprendidas.

El misterio que todo lo abarca 

Las revelaciones del Maharshi no se refieren a un Dios sentado en lo alto o distante y desapegado, sino una invitación a revelar la divinidad interior.

Lo Divino, a menudo percibido en el mundo contemporáneo como distante o ausente, no está perdido sino esperando ser descubierto en las insondables profundidades de nuestro ser. La ausencia de un Dios tangible y definible no nos lleva al vacío o al ateísmo, sino a un anhelo espiritual edificante, un anhelo de conexión con el “Dios vivo”, un amor que lo abarca todo y que existe más allá de los confines de la percepción y la comprensión humanas. Esta comprensión no supone una negación de Dios sino un conocimiento íntimo, el jñana, de un misterio tan profundo y abarcador que trasciende toda comprensión convencional.

Las revelaciones y la gracia de Ramana Maharshi no apuntan a un Dios al que se puede captar mediante las frágiles capacidades de la mente, la imaginación, los dogmas o las ilusiones, sino al embeleso frente a una presencia demasiado vasta, demasiado íntima para ser comprendida simplemente con la mente. El intelecto por sí solo no puede captar la verdadera esencia de la divinidad. Puede revelarse a través de la meditación de la Indagación de Uno Mismo en la quietud del Corazón.

Gratitud y bendiciones

Expresamos gratitud a Ramana Maharshi, nuestro maestro espiritual. Sus inspiraciones son una fuente perenne de sabiduría que nos lleva de vuelta a Hridaya, el Corazón.

En el espíritu de las enseñanzas de la no dualidad, el advaita, Ramana Maharshi es nuestro ser sagrado más íntimo, el Ser Divino.

Por eso, honrándolo, celebramos nuestra Verdadera Naturaleza, la esencia eterna de toda vida, en la que el samsara y el nirvana se hallan inseparablemente unidos. En el misterio de la devoción a Él está el camino y la meta, el milagro de que el individuo se vuelva Uno con lo universal.

La mayor alabanza que podemos ofrecer es encarnar la esencia misma de Sus enseñanzas, sumergirnos en nuestro interior y descubrir el amor y la paz ilimitados que residen en el Corazón. Al hacerlo, honramos no sólo a un sabio sino a la Verdad eterna que él reveló con tanta gracia; reverenciamos el viaje hacia el Corazón y al propio Corazón, Hridaya, la eterna verdad dentro de nosotros.

¡Que el recuerdo amoroso de Sri Ramana y Su guía enciendan las llamas de la sabiduría, la devoción, la bondad y el amor dentro de nosotros!

Que nuestro aprecio por Él se vuelva tangible a medida que difundamos la luz del amor y la unidad en un mundo que anhela este contacto.

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