Experimenta la Quietud. Despierta tu corazón. Únete al Retiro Hridaya de meditación en silencio de 3 días.

El propio amor es el que santifica

Escrito por

13 febrero 2024 •

5 min de lectura

Difunde el Amor en:

“El amor es el puente entre tú y todo lo demás”. –Rumi
 

La unión del amor y la fe

Celebrar el Día de San Valentín no solo consiste en elogiar simplemente al amor romántico o en honrar a un santo. Nos sumergimos en una tradición sagrada que honra al amor como el acto supremo de fe en aquello que somos realmente. Porque amar es creer en la paz y la belleza, abrazar el infinito y confiar en el misterio divino. La fidelidad en el amor no es una fuerza pasiva; se trata de una llama que ruge, que quema todo lo falso e ilusorio.

San Valentín, o de quién se atreve a amar

Según la leyenda popular, en la Antigua Roma un emperador ordenó a los jóvenes que suprimieran el amor, asumiendo que aquellos corazones que no fueran tocados por el amor mostrarían mayor valentía en batalla, y se dedicarían únicamente a la gloria del imperio.

Imagina un mundo donde la unión de dos almas en la sagrada comunión del matrimonio estuviera prohibida, donde las amenazas de castigo y el peso del miedo eclipsaran el amor, la propia esencia de la conexión humana. Sin embargo, las limitaciones y oposiciones sociales fueron catalizadores de un amor más profundo, que reveló el poder invencible y la divinidad inherente del alma humana. Porque incluso frente a la prohibición, el amor encontró su deliciosa expresión y santuario en el pecho de aquellos que se atrevieron a abrirse a él.

En ausencia de ceremonias públicas, los amantes susurraban sus votos al viento, a las estrellas, al testigo divino que no requería templos ni altares sino el reconocimiento silente del Corazón, el reconocimiento del alma de su plenitud en el espejo abierto del alma del amante. Amar en tiempos como ése significaba rendirse a lo invisible, a lo eterno, por encima de las órdenes transitorias del poder.

Al elegir el amor, eligieron honrar a la divinidad interior, declarar en silencio que el amor es la ley más elevada, la forma más verdadera de adoración y la expresión más profunda de la humanidad.

Por eso tales uniones clandestinas eran símbolos de compromiso entre dos almas y entre el alma y lo Divino.

El propio amor es el que santifica

Por supuesto, el amor auténtico no depende de las bendiciones del Estado ni de la restricción de ritos externos. En esencia, es un pacto divino entre almas que trasciende la necesidad de validación terrenal. Porque, en definitiva, es el amor el que consagra, el amor el que santifica, el amor el que eleva la unión de los corazones al reino de lo eterno. Cualquier ceremonia sagrada de amor afirma lo que ha sido eternamente ordenado en el cielo. De cualquier modo, los seres humanos siempre anhelan celebrar su amor en presencia de personas, símbolos del testigo supremo, Uno Mismo.

Un martirio de amor abre reinos de luz ilimitados

Valentín, un sacerdote cristiano, siempre estuvo disponible para celebrar tales servicios de amor, ya que sabiamente veía en los hombres no simplemente a soldados, instrumentos de guerra, sino a guardianes del amor, portadores de la luz de la vida. Bajo las silenciosas estrellas de la noche, unió valientemente a los amantes en santo matrimonio. Al hacerlo, desafió el edicto del emperador y todo poder que buscara encadenar el corazón humano o limitar su ilimitada capacidad de amar. Por su desobediencia fue condenado a muerte el 14 de febrero. Es notable que ese momento de extrema desesperación, tristeza y derrota, un día de muerte, ahora se celebre como el día del amor; con el paso del tiempo, vaya alquimia en la conciencia humana.

Pero cualquier tristeza por su ejecución fue sólo una perspectiva mundana porque a su partida terrenal, el alma de San Valentín fue abrazada por seres celestiales, y el propio cielo abrió de par en par sus puertas con el anhelo del regreso de un espíritu luminoso. Su martirio fue una llave que abrió ilimitados reinos de luz; su legado continúa resonando a través del tiempo y el espacio, un recordatorio de que amar es ver el rostro de Dios.

La elección consciente de amar

De la misma forma que en tiempos de San Valentín, las guerras hoy todavía causan estragos tanto en la tierra como entre las almas; las fuerzas que nos rodean abogan por resolver los conflictos aplastando al prójimo, encontrando fuerza en la agresión. Sin embargo, el verdadero poder reside en el amor: una fuerza que desafía las limitaciones, sana las heridas y disuelve las fronteras. Nos invita a una revolución de la compasión, reemplazando las armas por el abrazo de la comprensión y la conexión, abriendo nuestros ojos para contemplar la belleza del reino interior del Corazón.

La revolución contra la tiranía de lo ordinario

La rebelión de San Valentín fue silenciosa pero poderosa: no de guerra sino de corazones y promesas sagradas. Fue una afirmación de que la verdadera esencia de la humanidad reside en el amor, no en la lucha y la guerra. Fue una oposición a la idea de que las órdenes de hombres poderosos pudieran gobernar el amor. En cada unión secreta que bendijo, San Valentín sembró las semillas de un amor que trasciende las leyes de la tierra y toca lo Divino.

De manera similar, en lo más profundo de nuestro corazón reside una silenciosa revolución interior contra la tiranía de lo ordinario. El Día de San Valentín es una oportunidad sagrada para renovar los votos de nuestro corazón, tanto a los seres sintientes como a Dios.

Que este día sea un símbolo que nos invite a elegir el amor como nuestra verdadera fuerza y la paz duradera como nuestro triunfo. En el amor, nos conectamos profundamente con nuestro prójimo, encontramos libertad genuina y tocamos lo divino. En el amor redescubrimos quiénes somos realmente, Hridaya, el Ser Supremo.

Recorremos el camino de San Valentín

Cada vez que elegimos el amor ante la adversidad, cada momento que abrimos nuestro corazón y lo dejamos cantar, recorremos el camino de San Valentín. Y como ocurrió con sus actos, nuestros gestos seguramente tendrán eco en el futuro, ya que en esta rebelión reside nuestra liberación, la liberación de la humanidad.

El roble y el ciprés no crecen a la sombra del otro

En el Día de San Valentín, mientras las personas intercambian signos y susurros de afecto, comprendamos también que el amor no consiste en unir dos almas con las cadenas de la posesión o asfixiar a otras mediante el apego, sino en una unión dichosa en la libertad de una comprensión, un florecimiento y una iluminación mutuas y edificantes. El roble y el ciprés no crecen uno a la sombra del otro. En el amor, que haya espacios de Quietud; estén juntos, pero dejen que la soledad aumente la conciencia y la belleza, como las cuerdas de un laúd, que están separadas aunque vibran con la misma música.

Renovemos nuestros compromisos de amor

En este día reflexionemos acerca de cómo el amor se manifiesta en nuestras vidas; renovemos nuestro profundo compromiso con el amor en todas sus formas: el amor romántico, el amor tranquilo de un amigo, el amor gentil de un padre, el amor inocente de un niño y el amor duradero del espíritu. Reconozcamos que el amor tiene que ver con la belleza de unir almas, el secreto más preciado de nuestra humanidad compartida, y que un susurro de amor compartido entre amantes puede convertirse en un grito de alegría que resuene en todo el universo.

El amor no es un tesoro que hay que guardar o poseer, sino un constante despliegue de frescura y belleza.

Amarnos unos a otros es ver el rostro de Dios reflejado en nuestros ojos. Es reconocer que en lo más profundo de nuestro ser somos espejos del potencial infinito divino.

Amar es tocar la eternidad, vislumbrar las posibilidades ilimitadas que habitan en el espíritu humano.

“Recuerda. La forma en que haces el amor es la forma en que Dios estará contigo”. –Rumi

Con amor,
Sahajananda


P. D. Haz de este día una celebración del Corazón en su forma más pura. Prepara un poema, una historia o simplemente ofrece tu hermosa y consciente presencia a tu persona amada, a alguna amistad o a un ser querido.

Difunde el Amor en:

Programas que te pueden interesar

Sanación y transformación

5 días

The Alchemy of the Heart

A 5-Day Journey of Surrendering and Letting Go of Your Deepest Wounds...

Próximas fechas:

24 febrero al 
28 febrero de 2026
Mazunte,
México
Presentado en
inglés

Sanación y transformación

Encarnando Ayurveda

Un retiro de Ayurveda para la autosanación, el equilibrio y la integración espiritual...

Próximas fechas:

26 febrero al 
28 febrero de 2026
Mazunte,
México
Presentado en
español
This site is registered on wpml.org as a development site. Switch to a production site key to remove this banner.