¿Qué es el Centro del Corazón?
La cueva del Corazón
¿Qué es el Centro del Corazón? Un portal hacia Lo Divino
En general, la conciencia del área del pecho es una práctica simple y directa. Constituye un elemento importante en el sufismo, en el cristianismo y en el judaísmo.
El Centro del Corazón es un portal único situado en el área del pecho. Como lo afirmaba Ramana Maharshi: “El átomo divino del Ser se encuentra en la cámara derecha del corazón, aproximadamente a un dedo de la línea media del cuerpo” y “Aquí yace el Corazón, el dinámico Corazón Espiritual. Se denomina Hridaya y se localiza en el lado derecho del pecho y es visible para el ojo interior de un adepto en el Camino Espiritual. A través de la meditación, puedes aprender a encontrar al Ser en la cueva de este Corazón.”
Se pueden encontrar declaraciones similares sobre la existencia de este “portal” espiritual en la Sita Upanishad, la Maha Narayana Upanishad y la Ashtanga Hridaya (un texto ayurvédico que lo identifica como el “Ojasa Stana”, “la Conciencia que se ilumina a Sí Misma”). Por lo tanto, la enseñanza sobre la ubicación del Corazón Espiritual en el cuerpo no provino del propio Ramana. El argumento principal de Ramana no es teórico sino empírico. Recordó haber experimentado el Sagrado Estremecimiento del Corazón, Spanda (Sphurana), como un sentimiento continuo de la conciencia de la Conciencia misma (o “yo-yo”, como solía decir), incluso cuando era estudiante en Madurai.
Yogi Bhajan describe el Centro del Corazón de manera similar: “Dentro del cuerpo hay un Centro en el que se percibe la sensación de esta Conciencia Omnipresente. Éste es el Centro al que apuntamos cuando decimos “yo”. Este Centro constituye el Corazón Espiritual, que también se denomina Hridaya. El Hridaya no es uno de los 7 centros psíquicos (chakras); más bien se localiza en una octava porción del corazón físico que se encuentra a la derecha del esternón. También se conoce como el marcapasos o sínodo del corazón, ya que proporciona el impulso que resulta en los latidos del corazón”. (Kundalini Mata Shakti)
El Centro del Corazón no es el chakra anahata
Según la tradición tántrica, el chakra anahata, el chakra del corazón, conforma un nivel o dimensión importante del ser y de toda la manifestación. Pero el Corazón Espiritual es más que eso. No constituye sólo un nivel, sino el Todo. El Centro del Corazón nos abre al infinito del Corazón Espiritual.
Lo ilimitado del Corazón Espiritual
Ramana enseñó que centrarse en el Centro del Corazón supone sólo una tarea relativa. Esta técnica resulta válida únicamente mientras nos identifiquemos con el cuerpo físico. Como el Corazón es Realidad Omnipresente, todas las descripciones de Él son sólo construcciones mentales. Esta revelación se denomina Dahara Vidya o “Conocimiento del Corazón”.
Ramana aclaró aún más la importancia del Corazón:
“El Corazón constituye el centro del Ser y el Ser constituye el centro de los centros”.
“Así como la fuerza sutil de la electricidad viaja a través de los cables y hace muchas cosas maravillosas, también el Corazón provee de sensibilidad a los sentidos”.
El Corazón no tiene límites y, como no tiene forma, puede contener la totalidad.
Es importante tener en cuenta que la relación de algo infinito, el atman, el Ser Divino, con algo finito, como el cuerpo físico o un punto en o dentro del cuerpo físico, sólo puede ser una empresa relativa.
Ramana declaró que la conciencia del Infinito Supremo no puede localizarse en un lugar específico del cuerpo y que en el estado de expansión divina, de saltar al océano divino de la Conciencia, ya no se puede hablar de cabeza, brazos, cuerpo u otras áreas.
“Te pido que observes de dónde surge el ‘yo’ en tu cuerpo, en realidad no es del todo correcto decir que el ‘yo’ surge de, y se funde en, el Corazón en el lado derecho del pecho. El Corazón supone otro nombre para la Realidad, y no está ni dentro ni fuera del cuerpo. No puede haber entrada ni salida para él, ya que en Sí Mismo es”.
“El Corazón no es físico. La meditación no debe estar a la derecha ni a la izquierda. La meditación debe estar en el Ser [Uno Mismo]. Todo el mundo conoce “yo soy”. ¿Quién es el “yo”? No está ni dentro ni fuera, ni a la derecha ni a la izquierda. “Yo soy”: eso es todo. Abandona la idea de derecha e izquierda. Pertenecen al cuerpo. El Corazón es el Yo [Uno Mismo]. Date cuenta y luego lo verás por ti mismo. No hay necesidad de saber dónde está y qué es el Corazón. Éste hará su trabajo si te involucras en la búsqueda del Ser”.
Sin embargo, Ramana afirmó que en el momento de volver a la conciencia del cuerpo físico, cuando recuperas la conciencia del cuerpo físico, existe un recuerdo que dura más que ese estado y parece estar conectado al área del corazón físico, en medio del pecho, ligeramente a la derecha. Ese Infinito Divino se puede encontrar de nuevo y con facilidad al tomar conciencia del Centro del Corazón. Los místicos cristianos también hablan de traer la mente al Corazón.
La práctica espiritual recomendada por Ramana Maharshi
Este sentimiento puro de “Yo soy” (relacionado, al menos al comienzo de la práctica, con el medio del pecho, un poco a la derecha) tiene un papel privilegiado para revelar quién eres realmente. Si aceptas esta idea, entonces, como señaló Ramana, se deduce lógicamente que éste es el aspecto principal en el que tu mente debe enfocarse durante la concentración, la meditación y la vida diaria.
¿Dónde se encuentra la morada natural de la Conciencia Testigo?
Por supuesto, la Conciencia Testigo no se limita al cuerpo físico ni a una parte específica del mismo. La Conciencia Testigo no es la mente ni un producto de la mente, sino la Inmensidad, la conciencia radiante del Corazón Espiritual (que puede asociarse con la región del pecho, al menos al principio, mientras aún estés identificado con el cuerpo físico).
Situar el asiento de la Conciencia Testigo en el cerebro resulta una actitud estéril. El Testigo Último no es la mente ni un pensamiento particular. En la mente, puedes imaginar un testigo de tus pensamientos y luego puedes imaginar fácilmente otro testigo de ese primer testigo de los pensamientos: éste sería el testigo del testigo; y luego, un testigo del testigo del testigo, y así sucesivamente... La mente puede jugar el juego de ser testigo ad infinitum.
Sólo si asocias la Conciencia del Testigo con el Centro del Corazón, con este lugar de profunda intimidad (de la intuición de quién eres realmente) puedes darte cuenta de la presencia del Testigo Último.
Recuerda que no se trata de centrarse principalmente en un punto en el pecho, sino de una actitud adecuada de entrega, de “volver al hogar”.
Este asunto no se ha de analizar de manera teórica en la mente. Esto se revela en meditación.
El sentimiento de verdad
La propia conciencia del Centro del Corazón da lugar a una evidencia intuitiva, un sentimiento de Verdad, de Amor.
Conlleva satisfacción natural, florecimiento de amor, de armonía, de estar perfectamente en sintonía con el Todo.
La apertura del alma, los sentimientos de libertad, alegría y amor son expresiones naturales de la conciencia del Centro del Corazón.
Existen una libertad y una felicidad inherentes a la conciencia del Centro del Corazón. Resulta una manera simple de sintonizarte con la dimensión infinita del Ser.
De esta manera, el sufrimiento disminuye y la conciencia de la belleza y el esplendor de la vida se amplían.
Sumergirse en el Centro del Corazón, aplicando las recomendaciones de Ramana, ayuda a ir más allá del sentimentalismo, las emociones individuales y los apegos. Constituye un primer paso importante en la revelación de nuestra Naturaleza Divina.
