Introducción a Hridaya Yoga
Hridaya Yoga, el Yoga del Corazón Espiritual, constituye un camino espiritual cuyo propósito es la revelación de nuestro Ser Verdadero, Atman, o, tal y como se le conoce en las tradiciones contemplativas: el Corazón Espiritual. Desarrollado a través de la meditación por el maestro Sahajananda, Hridaya Yoga se basa en principios y visiones espirituales tradicionales del Yoga clásico fundados en los Sutras del Yoga de Patanjali, Vedanta Advaita, Tantra y Shaivismo Kashmir. Asimismo, están alineados con las enseñanzas del Sufismo, Cristianismo, Budismo y Taoísmo.
La práctica de Hridaya Yoga nos permite vivir en el mero «corazón» de la existencia, sentir el latido del corazón en cada momento de la vida, conocer de forma intuitiva la dimensión eterna de cada momento. Los estudiantes comprometidos con el camino de Hridaya Yoga aspiran a vivir en el Corazón, en la Realidad Suprema, en Dios, experimentando a Dios de forma directa, más allá de toda definición conceptual y religiosa.
Las prácticas de Hridaya Yoga incluyen Hatha Yoga, meditaciones para la revelación del Corazón Espiritual y técnicas para cultivar la conciencia en la vida diaria. La participación en un Retiro Hridaya de meditación en silencio es un modo excelente de zambullirse en estas enseñanzas.
Principios metafísicos de Hridaya Yoga
La visión de este camino espiritual se basa en la filosofía de Vedanta Advaita, que enseña acerca de la unidad esencial de toda la creación. Partimos de la premisa de que todo lo que existe en el universo es una manifestación de la Conciencia Suprema, que se revela a sí misma en todo y cada individuo como atman, el Corazón Espiritual. El Corazón Espiritual representa nuestra fuente real de libertad, espontaneidad y felicidad profundas.
Hridaya Yoga se dirige a la eliminación de las contradicciones, tensiones y conflictos causados por la visión dualista (Advaita) y por su programación inherentemente condicionada. Hridaya Yoga amplifica la aspiración por la revelación de la naturaleza última, el Corazón Espiritual. Esto conlleva la comprensión y experimentación directa de la Unidad.
En Hridaya Yoga, nos esforzamos por expresar de forma coherente la conciencia de Unidad mediante el uso de la Meditación y el Hatha Yoga. De modo adicional, Hridaya Yoga emplea métodos específicos para ayudar a los estudiantes en la aplicación de esta visión a la rutina de su vida diaria. De este modo, la conciencia del Corazón Espiritual puede impregnar la vida diaria de forma permanente.
El foco en las ruedas de energía (chakras) y en los fenómenos energéticos durante la práctica de Hatha Yoga siempre está asociado a la Conciencia Testigo -la conciencia de nuestro ser real-. En las etapas incipientes de la práctica de Hatha Yoga, las experiencias relacionadas con la energetización de los chakras (así como con la comprensión y transformacion que pueden generarse de forma subsecuente) son importantes para adquirir una mayor conciencia acerca de las estructuras sutiles (koshas) de nuestro ser. Sin embargo, de un modo gradual, a medida que adquirimos madurez espiritual, es el proceso de trascendencia de nuestro apego a las estructuras físicas y energéticas el aspecto que se torna más importante en la práctica espiritual.
Por lo tanto, Hridaya Yoga es una práctica espiritual que no hace énfasis en la dominación, control o compulsión de la sumisión de nuestra naturaleza interna o externa. En su lugar, Hridaya Yoga recomienda una rendición consciente a nuestros límites individuales. En este sentido, la entrega al Corazón Espiritual constituye la etapa superior, la coronación de la práctica sustentada por el esfuerzo personal. Las asanas (posturas de Yoga) se ejecutan con una actitud de profunda devoción y transfiguración interna, más que dando lugar a la voluntad del ego en su intento por controlar cuerpo y mente.
La práctica de Hridaya Yoga representa en sí misma una profunda aspiración a mantenerse permanentemente consciente de la Realidad Espiritual Última.
Como parte de la práctica de Hridaya Yoga, Hatha Yoga nos inspira a alcanzar un estado de armonía con la Realidad Divina, a liberarnos de la conciencia corporal limitada, a revelar nuestra libertad inherente, exhalación de belleza y apertura al Corazón Espiritual.
Las técnicas empleadas en Hridaya Yoga, incluyendo la Meditación y el Hatha Yoga, no se utilizan para «alcanzar» la Realidad Suprema, el Corazón Espiritual. De hecho, la Realidad Suprema no es algo que haya que «alcanzar» o conquistar; esto no es ni tan siquiera un objetivo o propósito en el camino espiritual. En realidad, estamos revelando algo que ya existe en nosotros/as mismos/as, que es nuestra esencia más íntima. Por tanto, el propósito consiste en estimular la pureza de nuestros «instrumentos» -cuerpo, mente y alma- con objeto de convertirlos en instrumentos adecuados para expresar atman, la Conciencia Suprema.
En consecuencia, es de máxima importancia comprender estas actitudes, así como el papel que desempeñan cuerpo, mente y alma en relación con el Corazón Espiritual.
La importancia de los Principios que gobiernan la Práctica Espiritual
«No se puede comprender la Realidad Última sin depender del conocimiento conceptual» –Nagarjuna
Es importante plantear los principios subyacentes a la práctica espiritual porque la definen y la tornan coherente y clara.
Principios
Los siguientes principios metafísicos se pueden encontrar (en diferentes terminologías específicas) en muchas de las grandes tradiciones espirituales:
- Existe una Realidad Suprema, que representa el substrato universal, único y último de toda la existencia.
- La Naturaleza de la Realidad Suprema es Conciencia (el primer Mahavakhya, «Gran Dicho» de los Upanishads es «Prajnanam Brahman» o «la Conciencia es Brahman»). En este caso, la Conciencia se entiende no como una expresión de la actividad mental, sino más bien como la mera «vida» de la creación. No sólo representa la fuente de la vida biológica, sino también de cualquier movimiento energético. La Conciencia es la raíz de cualquier proceso cognitivo o sensorial, la Conciencia es el trasfondo de la «vida» en animales y plantas; la fuente última del movimiento de los átomos. Este enfoque es diferente de la creencia religiosa común en un Dios que existe en algún lugar separado de nosotros, como en el Cielo. Por tanto, la afirmación «Brahman es Conciencia» nos hace comprender que Brahman no ha de verse como Dios, el «Creador del Mundo» tal y como se plantea en las religiones teístas ni como el Creador que no interviene en el Universo (como en el deísmo). Brahman, como Conciencia, es la propia luz en la que estamos pensando. Dado que Brahman, Dios, es Conciencia, incluso dudar o negar a Brahman es afirmar Su existencia, ya que Brahman es la mera existencia del pensamiento; y el cerebro simplemente, un instrumento de la Conciencia.
- La Realidad Suprema existe como la esencia última del propio ser. Se la denomina «atman», el Ser Supremo (con frecuencia, también nos referimos a «atman» como «Hridaya», el Corazón Espiritual, el sinónimo empleado en Hridaya Yoga).
- La práctica de técnicas de Yoga, Autoindagación y otras prácticas espirituales puede generar las condiciones necesarias para la revelación de nuestra esencia última, atman, el Corazón Espiritual.
- La revelación de la esencia última, de quién somos, atman, ha supuesto que los grandes sabios hindúes reconozcan que existe una relación de identidad entre Brahman, la Realidad Suprema y atman, el Corazón Espiritual (tres de cuatro afirmaciones védicas y upanishádicas, Mahavakyas, se refieren a esta identidad de atman con Brahman. Ayamatma Brahma, El Ser, Atman es Brahman; Tat Tvam Asi, Eso Eres Tú, y Aham Brahmasmi, Yo soy Brahman).
- Existe una vibración primordial, spanda, que se expresa en nuestro ser como el Sagrado Estremecimiento del Corazón. El origen del término spanda (literalmente, «temblor» o «vibración») se localiza en la tradición espiritual del Shaivismo Kashmir. Spanda es la vibración primordial del Universo y de nuestro ser. Si nos imaginamos la Realidad Suprema como un océano absoluto inamovible, no existiría conexión alguna entre Ello y el mundo. La consecuencia sería que el mundo no es más que una ilusión, Maya, que no existe nada divino en la inmanencia que deba ser trascendido. Ésta es la conclusión de los caminos ascéticos. Esto conlleva la negación del mundo y de muchas de las energías del ser humano. El Shaivismo Kashmir reconoce el «dinamismo» de spanda, un dinamismo que es simultáneamente inherente a la Realidad Trascendente Suprema y, asimismo, se expresa también en el mundo. Por tanto, spanda crea un puente entre lo trascendente y lo inmanente, entre la energía y la conciencia. La misma noción aparece en las enseñanzas de Ramana Maharshi como sphurana. Puede servir como vía para que una experiencia emocional o espiritual trascienda el nivel individual personal y revele la libertad del espíritu. El Sagrado Estremecimiento del Corazón, spanda, es una guía interna infalible. Siempre existe, como dimensión fundamental de la existencia, para guiarnos desde el nivel personal al transpersonal y más allá, desde la existencia temporal a la eternidad.
- De acuerdo con la visión tántrica tradicional y la visión holística contemporánea, el punto de partida en la filosofía Hridaya Yoga es que todo está interconectado. La Totalidad en sí misma es una relación viviente vibrante. La vida per se es un juego cósmico de infinitas interacciones. La conciencia del Corazón Espiritual supone que todo momento vivo desde esta visión holística se convierta en una oportunidad, por un lado, para la inspiración, revelación, sagrada celebración de la interconexión entre todas las partes individuales separadas y, por otro, entre cada parte individual y el Todo.
Corolario
A medida que comenzamos a desarrollar un conocimiento intuitivo del trasfondo universal de la existencia, emerge una conciencia de que todos los aspectos de nuestros seres son divinos en última instancia.
Asimismo, instintivamente nos hacemos conscientes de que la naturaleza última no está limitada al cuerpo físico o a la mente sutil, al alma o a otras estructuras energéticas.
Adquirimos conciencia del trasfondo universal de la existencia como la dimensión trascendente de nuestro ser.
El propósito de la Práctica
Dado que la Realidad Suprema, atman, no se puede «alcanzar», los métodos no están diseñados para «alcanzar» o «apresar» algo, sino para crear las condiciones adecuadas para la revelación del Corazón Espiritual, la esencia de nuestro ser. Por tanto, en Hridaya Yoga, las técnicas de Yoga, incluidas la Meditación y el Hatha Yoga, tienen como propósito convertir al cuerpo, mente y alma en instrumentos adecuados para revelar atman, el Corazón Espiritual.
El objetivo de los diferentes enfoques técnicos no es generar un estado mental o una experiencia, sino desarrollar y refinar las estructuras que sustentan de forma apropiada nuestra naturaleza divina. Empleamos los elementos técnicos para desarrollar más adelante los siguientes aspectos:
- Una mente clara y callada, capaz de generar las premisas para la trascendencia de la propia mente.
- El Corazón Espiritual -adquiriendo conciencia de que es un «órgano» para el conocimiento directo. El Corazón Espiritual es un «órgano» sutil que puede integrar de forma simultánea los siguientes componentes: La Realidad Suprema, atman (el Sujeto del conocimiento), la mera naturaleza del esfuerzo y aspiración espirituales (los medios del conocimiento), y el objeto de la práctica espiritual (el objeto del conocimiento).
La Conciencia del Corazón Espiritual
En la práctica espiritual, no tenemos que convertir en objetivo la perfección de las posturas físicas. La práctica de asanas no es un objetivo per se en Hridaya Yoga. Sin embargo, las transformaciones profundas que tienen lugar durante la ejecución de una asana, convierten a la asana en una herramienta que nos ayuda a abrirnos a la naturaleza última, a atman, al Corazón Espiritual.
Por lo tanto, la asana no es sino una modalidad para expresar la totalidad de nuestro ser, una herramienta empleada para hacer que la conciencia se expanda, una danza de energías, una danza de Shakti y Shiva, o una danza de energía y conciencia.
El despertar energías latentes y equilibrarlas y centrarlas en el Corazón Espiritual representa una vía para abrirnos al infinito y convertirnos en seres cósmicos.
En lugar de «practicar» o «realizar» Yoga o una asana, nuestra aspiración es «ser» en Yoga y vivir conscientemente, en dicha asana, el milagro de «ser». La asana se emplea como herramienta para ayudarnos a desarrollar la agudeza de la Conciencia Testigo, para sumergirnos en los niveles profundos del Corazón y para revelar quiénes somos realmente.
Así, alcanzamos una actitud que es fundamentalmente meditativa y en la que la concentración mental se acompaña de la Conciencia Testigo y de una Atención Abierta a los fenómenos energéticos que puedan aparecer. La sesión de Hatha Yoga no es una práctica impuesta, sino una actividad creativa guiada por las tendencias y energías implicadas en el momento presente. Por tanto, la práctica de Hatha Yoga es más que una práctica ascética o un ejercicio estrictamente físico. Se convierte fundamentalmente en una práctica de conciencia y de apertura llena de gozo.
De este modo, evitamos el peligro de una práctica rígida y, a menudo, inútil, basada en una voluntad egótica. En su lugar, nuestra práctica se orienta hacia dentro. De forma progresiva, se vuelve íntima en su naturaleza, libremente expresada, dinámica, continuamente actualizada por los ecos internos, por respuestas de retroalimentación del mero flujo de las energías que se están movilizando.
Para armonizar las energías y varios aspectos de nuestro ser, como el cuerpo, las sensaciones y la mente, tenemos que transitar un proceso de unificación e integración de esta «Totalidad Consciente», que es nuestro propio ser. A medida que practicamos Yoga nos convertimos en Yoga; la unidad se refleja en y entre los aspectos internos y externos de nuestro ser. Practicando Hridaya Yoga celebramos y honramos el mero poder de la vida.
De esta manera, establecemos contacto con el potencial infinito y eterno de nuestra naturaleza verdadera. Como resultado, dejamos de preocuparnos por los problemas, dramas y miedos rutinarios y podemos acceder libremente al extraordinario tesoro que nos ofrece el momento Presente.
Centrarnos en el Corazón Espiritual induce un sentimiento de interconexión sagrada con la Totalidad. Éste es el verdadero Hogar en el que nos encontramos juntos en la misma radiación de la Presencia Pura, del Sagrado Estremecimiento, spanda.